lunes, 27 de noviembre de 2017

Just a coffee

Esto es una mierda.

En realidad no.

Es una putada. Para ti. Para mí. Para todos a nuestro alrededor.

Nunca me he considerado posesiva, nunca he sucumbido a mis celos, nunca he pensado que debía ser el centro del mundo para alguien. Quería serlo, por supuesto, pero fui capaz de racionalizarlo y no lo exterioricé demasiado. Ahora me encuentro este vaivén de felicidad y tristeza a partes iguales, sintiéndome incómoda en mi propia casa y sin poder hacer nada para evitarlo. Intentando parecer impersonal con él pero sin que me salga demasiado bien. Puede que se me note demasiado que necesito verlo. Pero luego estoy contigo y se me pasa todo, y todo mi universo eres tú, no necesito nada más. No deberías tener esa responsabilidad, no deberías ser la causa de mi felicidad.

No quiero verlo mañana. Pero sí quiero. Pero me voy a sentir tan mal que me asusta. Y no voy a poder verte después para que me consueles, y de todas formas ese no es tu trabajo, no puedo refugiarme bajo tu abrigo cada vez que tenga ganas de llorar por culpa de otro chico. No es justo.

No sé si estas cosas te molestan. Me asusta demasiado preguntarte. Te hice daño cuando ayer te dije que besé a Miguel. Sabes que sigo sintiendo algo por Julio, ¿eso te molesta? No quiero hacerte daño pero no puedo mentirte. Para variar, supongo que le estoy dando demasiadas vueltas. Y sin embargo tiene ese punto morboso al que no puedo evitar aferrarme. Esa duda sobre si creerás que él es más importante que tú para mí. Esa posibilidad de que estés celoso por mi culpa. Sí, definitivamente soy una persona horrible.

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