Se suponía que íbamos a quedar con Paco, Antonio y quien quisiera apuntarse, pero no conseguía localizar a nadie. Fuimos al centro por la mañana, a comprar regalos de navidad, y la verdad es que me sentía un poco violenta, después del mosqueo del viernes. Casi no hablábamos, íbamos serios los dos de camino a mi casa, pero en vez de irnos de vuelta volví al pimkie a probarme un vestido que me había gustado. Entró conmigo en el vestuario, me desnudé (me encanta esa palabra) y me puse un vestido negro de terciopelo. Me dijo que me quedaba bien, me probé otro que no tanto, le miré y sin poder remediarlo me acerqué a él y le besé. Me rodeó la espalda con los brazos y nos embarcamos en un beso que parecía no tener fin, pero de repente se escuchó de fondo un "lo siento" y se separó de mí. Volvimos algo cortados, sin saber muy bien lo que acababa de pasar. Comimos y como seguíamos sin poder hablar con nadie decidimos ir al cine a ver tron. Fuimos, entramos en el cine, por lo visto la película era en 3D, y nos sentamos. Casi al empezar me puse encima suya, y después de un rato de película le miré indiscriminadamente para que se diera cuenta de que necesitaba sus labios urgentemente. A la segunda vez lo pilló, le quité las gafas y nos decidimos a ahogar al otro con la lengua, lo cual molaba un montón. Cuando nos separamos me puso la mano en la cintura pero bastante arriba, cosa que no entendía del todo, o me metía mano de verdad o no, pero no el intento ese extraño de tocar algo. Le cogí la mano y se la metí por debajo de mi camiseta, y él, algo extrañado, volvió a besarme. Estaba que no cabía en mí de felicidad.
Terminó la película, ambos sin enterarnos de nada de lo que había pasado, y nos fuimos a la parte de arriba de plaza de armas. Al rato dijo que se tenía que ir, y yo, muerta de pena, le acompañé a la salida. Me dio un beso lento de despedida y yo le dije que le quería y que nos veríamos el martes.
Cada uno se fue por su lado.
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