Último día del año. Se me hace tan raro pensar que ya se ha acabado, cuando en realidad se me ha hecho larguísimo. Tantas cosas que han pasado en un año genial en casi todos los sentidos y sin embargo se acaba. No es justo. Quiero seguir, nunca me han gustado los cambios, y este es uno muy gordo. No, no, no y no, que no, joder, paso del 2011, es un número horrible.
En otras circunstancias estaría deseando que llegara fin de año, sólo cambiando una decisión, pero esta noche tendré que ir por... ¿décimo? año a casa de Cristina a comer las uvas y darle besos a to'dios. Me compré aquel vestido de terciopelo negro con otras intenciones, no para presumir de que un año más estoy más guapa que Cristina, eso ya no tiene mérito, sino para lucirme un poco delante de cualquier persona menos de ella.
Qué equivocada estaba de la vida, como siempre.
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