domingo, 9 de octubre de 2022

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 Dijiste la palabra mágica y yo jamás en mi vida me he sentido más aliviada. "Estoy bien". Y de repente el dolor que me oprimía el pecho de pura culpabilidad se fue porque sé que lo has dicho en serio. Probablemente no estés bien del todo pero saber que lo entiendes me deja respirar. Saber que no te voy a perder también. Todas las rupturas de mi vida han sido tan dramáticas que dudo poder sobrevivir a otra más. Sí, puedo vivir dejando que seas mi mejor amigo. De hecho es algo que me apetece sobremanera, quién iba a decirlo. Disfrutar de tu compañía sin sentir que soy una falsa, no tener que quedar casi por obligación, quererte bien como puedo quererte ahora mismo. Dios mío, quiero quedarme en esta sensación para el resto de mi vida.

martes, 16 de agosto de 2022

Ardo

 No, no me hace falta soñar contigo a estas alturas. Yo me lo guiso, yo me lo como. Y lo cierto es que no puedo dejar de pensar en el lunar de tu lóbulo izquierdo y de cómo me lo comería. De cómo me restregaría por tu piel y entrelazaría mis dedos por tu pelo mientras te beso. Hacía tiempo que no me gustaba nadie tanto y cuanto más te veo más me gustas. No para llevarte al altar, ni siquiera para tener una relación, me gustas en el plano más físico de la existencia. Tus ojos tristes, tu sonrisa, tu lóbulo, tu vello, todo tú me gustas. Y querría poder tocarte, poder acariciarte y besarte y zambullirme en tu mirada durante horas. No es algo que me pueda permitir siquiera intentar pero una no pierde la esperanza de encontrar un resquicio de relación que nos separe de él, que nos una a nosotros sin interferencias. Puede que lo haya encontrado en las pelis de miedo pero él no me va a dejar explotarlo. Pero las noches de locura que podríamos pasar tú y yo. Lo que podríamos aprender el uno del otro. Qué bonito sería poder intentarlo en vez de tener que desnudarte con la mirada cada vez que quedamos. Te quitaría la camiseta y exploraría cada poro de tu piel hasta memorizar el plano de tus lunares. Dejaría que besaras mis estrías y que me cogieras en volandas para llevarme a la cama. Me pondría encima de ti y te escucharía gemir gritando mi nombre. Sí, sería bonito que yo también te gustara y no tener un novio al que conoces desde hace quince años. Pero bueno, para eso está este blog y mi imaginación.

domingo, 14 de agosto de 2022

Edu

 Un roce de manos. Un choque de rodillas debajo de la mesa. Una visita inesperada cuando nadie más le dio importancia. No hizo falta más para ponerte en el punto de mira. "Se parece a él" pienso, como si fuera una justificación. Es alto, es grande, es tímido, es callado. A estas alturas creo que está más que claro cuál es mi tipo. Pero él es más guapo, él tiene una sonrisa más bonita y cuando habla podría escucharlo durante horas.

Estábamos en los vestuarios de un gimnasio. Había un banco frente a un gran ventanal desde el que podía verse la piscina al atardecer. Quedaba poca gente. Quedábamos nosotros, el grupo variopinto allí en el agua aprovechando los últimos instantes de luz naranja antes de que los focos iluminasen con su fría luz aquel lugar. Yo salí antes, tenía frío o qué sé yo, quizás solo quería estar sola, suele pasarme cuando paso mucho tiempo seguido rodeada de gente. Fui al vestuario unisex con mi bañador amarillo con peces azules envuelto en una toalla, cerré las cortinas del ventanal. Me quedé allí, quieta, inmóvil, recuperando energía vital, disfrutando del silencio. Pero el silencio no duró mucho, la puerta de entrada crujió y él entró en la estancia. Se sentó a mi lado, demasiado cerca, nuestras pieles casi podían rozarse debajo de las toallas, el calor que emanaba su cuerpo me mareaba. "Se parece a él" pensé mientras notaba cómo el corazón se me desbocaba. Apoyó su mano sobre la mía y en un acto reflejo me separé y me levanté, como si fuera un desconocido al que no quisiera importunar pero él no me dejó alejarme, me agarró suavemente del brazo y me hizo ponerme frente a él. Puso sus manos en mi espalda y me acercó más, dejó caer su cabeza contra mi pecho y se quedó ahí abrazándome, escuchando mi corazón latir a mil por hora. En mi mente el debate interno continuaba y me impedía reaccionar. "Está ahí fuera". Una mano temblorosa acarició su nuca, era difícil resistirse estando las cosas como estaban. Su olor me embriagaba todos los sentidos. Él se separó y yo volví a sentarme a su lado. De fondo podían escucharse los tenues chapoteos de nuestros amigos pero yo poco más podía escuchar que el bombeo de sangre en mis oídos. Sus manos rodearon mi cuello y tiraron levemente hacia sí, muy despacio, casi como pidiendo permiso. "Espera" le dije, mi debate aún no había terminado, aunque tenía claro quién iba ganando. "Lo entiendo" me dijo con toda la dulzura del universo. Lo entendía de verdad pero eso no quería decir que no fuera a luchar por lo que quería. Apoyé la frente en su hombro, tenía los sentidos nublados y demasiadas ganas de intentarlo como para seguir teniendo dudas. Lo miré, le aguanté la mirada todo lo que pude y cuando fue demasiado me acerqué a él. Nuestros labios tuvieron una primera toma de contacto, húmeda, fría, eléctrica. Esbozamos una sonrisa. Seguimos besándonos, esta vez con más ganas, más ansia, menos miedo. No había debate ya.

Es divertido y sorprendentemente fácil soñar contigo. No tengo que hacer más que pensar en ti mientras me concentro en respirar y pluf, de repente todo mi mundo onírico está imbuido por tu presencia. También es verdad que te puedo moldear a mi antojo, que no tengo prácticamente referencia tuya ni física ni psicológica, no te conozco lo suficiente. Es, pues, un misterio a descubrir cómo te aparecerás cada noche. Porque lo haces, vaya si lo haces.

Esta vez era un tren. Blanco, muy blanco, muy futurista, con puertas que hacían ruido de despresurización al abrirse. Y tú venías a mi compartimento por las noches, huyendo de las miradas, buscando la mía. Y hablábamos. Como dos adolescentes que no se atreven a dar un paso más por el qué dirán. No hablábamos de nada, lo importante era estar ahí juntos. Es curiosa mi concepción de un sueño cuasi erótico, uno en el que ni siquiera nos quitamos la camiseta. Supongo que echo demasiado de menos esa sensación de enamorarse, de los químicos bullendo en mi cerebro y lo busco en cualquier lugar. Ya lo hice en Noruega, ¿por qué no aquí? Y dejar a Sebas implicaría no verte a ti y no quiero hacerlo. Tampoco es que siga con él solo por eso pero es verdad que ya no es una cuestión de apetito sexual general sino con él. No me atrae. Pero ahora mismo no tengo amigos con los que quedar y no quiero estar sola el resto del verano. Quizás en la FP conozca gente interesante y pueda armarme de valor para dejarlo y no sufrir por no poder verte más. Ahora mismo eres mi mayor divertimento, quién lo iba a decir. A ver cuánto dura.

domingo, 13 de marzo de 2022

Whatever

 I don't know what to do. I really don't. I could show you this and tell you to use google translate, I could tell you that I just want you to want me. For no fucking reason. I just want to feel desirable, wanted, atractive and I don't know how to do it without freeze to death. I don't know how to start a conversation with you, what to tell you to be funny, interesting to your eyes. I don't want to fuck with you. I'm not even atracted to you, I just... want to have fun, like all those years ago. I want to have fun and to flirt and to kiss someone if I want to. Fuck me and my romantic monogamous bullshit decisions. I have always been better at expresing myself writing than talking. I could write to you and tell you what I really think, that I care about you, that I'm happy when you show me something you think I will be interested in, what is it about me and lost causes, sad people, broken people? I want to talk to you, send you stickers, send you sexy pictures for no reason, just for you to see me.

sábado, 12 de marzo de 2022

Delirios de grandeza

 Reviendo Fleabag por cuarta vez me ha hecho darme cuenta de uno de los grandes problemas de mi vida. No soy, ni mucho menos, una adicta al sexo como Fleabag pero no puedo sentirme más identificada con ella que en el momento en el que dice que no hay nada peor que no conseguir atraer a una persona. Tienes que conseguir que todo el mundo te desee. Y es tan difícil. Y agotador. Y ha acabado con tantas amistades. Pero no puedo evitarlo, si una persona suscita el más mínimo interés en mí necesito notar que quiere acostarse conmigo aunque yo no quiera hacerlo con él (maticemos el él porque en estos aspectos soy super hetero para mi eterna desgracia), es tan cansino ser sutil y comedida y coquetear de forma "inconsciente" hasta llegar al punto en el que la tensión pueda cortarse con un cuchillo. Laura me decía que coqueteaba y siendo sinceros en aquel momento yo realmente estaba convencida de que no coqueteaba, que era mi forma de ser, pero estaba claro como el agua. Y me encantaba recibir una atención igual de sutil y superior al resto de la sala, sentir que las miradas se desviaban, ser un objeto de deseo y sobre todo saber que, a pesar de todo, no era por mi físico. Como buena chavala dentro de ciertos estándares puedo cumplir ciertos cánones pero estaba claro que lo que les gustaba de mí era mi personalidad. Nunca he gustado desde el primer momento y eso tampoco me ha molestado nunca especialmente. Pero ah, cuando llegan a conocerme y ven todo lo bueno (y solo lo bueno) que hay en mí, con un sentido del humor mordaz, inteligente, malhablada, sincera, misteriosa, con un deje triste y melancólico disimulado entre un sinfín de mierdas que puedo decir de mí misma solo para hacerme la interesante. Y eso les gusta, les gusta que hable de sexo y que admita que veo porno y que tenga unas ideas claras y que sea capaz de decir que soy una mierda de persona. Les gusta creer que no finjo ser quien soy. Pero a veces no sé dónde termina este personaje que se parece muchísimo a mí y dónde empiezo yo, con mi mierda de autoestima, mis ganas de llorar y mis problemas con el sexo. A veces me pierdo en esta vorágine de tonteo y me creo que puedo ir un paso más allá sin perderme por el camino y no sé si me gustaría convertirme en la chica del flirteo, la que sonríe y mira por la ventana esperando que otros se fijen en lo triste que está. Cada vez se fijan menos, eso está claro, pero también es verdad que cada vez me esfuerzo menos por mantener esta imagen deshecha y adolescente de mí misma, aunque a veces (como ahora) me gusta intentar sentirme deseada de nuevo y hago serios esfuerzos por llegar a unos niveles en los que tengo la sensación de que ya no puedo competir. Aquí todo el mundo es muy joven y creen que soy una abuela, no soy un objeto de deseo cuando tienen a cincuenta chicas sin sujetador y con siete años menos. No hay donde competir. Además, hablar noruego es un plus y ahí me ganan de calle. Me queda Nicolás, pero hasta me sabe mal intentar tontear con él teniendo en cuenta la clara depresión que tiene y cómo le puedo joder aún más rechazándole. Pero es la primera persona aquí con la que tengo suficiente confianza como para hablar de cualquier cosa y es tan fácil decir que no me odia y que él me responda que no, que no lo hace.

domingo, 6 de febrero de 2022

¿Sabrás tocar Baker Street?

 Tu sonrisa me acosa en sueños y se me hace cada vez más difícil disimular. A veces tengo la sensación de que solo intento grabarte a ti y termino no haciéndote un solo plano para evitar que pienses que me estoy acercando demasiado. Te rehúyo en las comidas y a la vez intento darte celos con Nicolás, estúpida de mí. Como si te importara lo más mínimo lo cercana que soy con Nicolás. Pero te me apareces en sueños y me dices que no quieres nada conmigo cuando nuestros labios están a menos de un palmo de distancia y a mí me entran las siete cosas. Y sé que se me pasará, que pasarás a ser un nuevo Bermellón y en cuanto este curso termine y desaparezcas de mi vida no volveré a acordarme de ti pero ahora estás a cuatro metros de mi cuarto y me gustaría llamar a tu puerta y besarte. ¿Habrás tenido novia alguna vez?¿Habrás besado a alguien en tus 19 años de vida? Ya no sé qué pensar, para mí era bastante improbable que una persona cercana a los 20 años nunca hubiera siquiera besado a otra (teniendo en cuenta el verdad o atrevimiento) pero aquí las cosas son distintas. Y eso, tu camiseta azul, tu media sonrisa, tus gafas, tu tono de voz inquebrantable, tu poca capacidad para entender los mundos tan distintos de los que venimos, eres un soplo de aire fresco, necesario pero intocable. Tendré que conformarme con tontear con Nicolás hasta que se convierta en un problema para nuestra amistad. O con Jon, eso ya serían palabras mayores.

miércoles, 26 de enero de 2022

River flows in you again

 Estaba haciendo yoga y ha sonado nuestra canción. "Nuestra canción", como si tuviéramos quince años, aunque era lo que teníamos cuando decidimos hacerla nuestra. Y estaba yo tan tranquila haciendo el perro boca abajo y por un momento me he desequilibrado. Ya dije de forma mucho más pública que la música me trae básicamente por la calle de la amargura porque tiendo a relacionarla en exceso con las personas y los sucesos y las sensaciones. Y mira que hace años (pero años) que no nos vemos y que no nos hablamos y que pasaste a ser un apéndice en la historia de mi vida donde tus mayores logros fueron joderme la existencia durante unos cuantos meses y ser el primer tío que metió su pene en mi vagina (congrats!) pero algo se me revolvió durante un instante al escuchar las notas de ese piano. Quizás simplemente es que es una buena canción, no lo sé, o que puestos a echar de menos puedo echar de menos como si no hubiera un mañana incluso a gente cuyo tono de voz ya no recuerdo. La práctica de yoga terminó y ahora me jode estar así porque llevo dos días de muy buen humor y ahora ya no estoy de tan buen humor. Voy a jugar un rato al lego a ver si se me pasa.

lunes, 17 de enero de 2022

jnksdfksjndf

 Ya no sé si es el frío. Las horas de luz. El aislamiento. Echarte de menos. No sé qué es lo que está haciendo que me sienta así. No te puedo escribir y me pregunto qué pasará el 19 de febrero, el siguiente gran evento en nuestro calendario: tu cumpleaños. Después de las navidades y de las lágrimas y de aquella conversación y del regalo me pregunto qué prefieres. Porque tengo la extraña sensación de que preferirías que no te dijera nada para evitarte el compromiso de tener que responderme. Y bueno, sería lógico después de todo. Pero me aferro a mis recuerdos y a tus gafas y a tus rizos en un intento desesperado de sentir que aún nos pertenecemos, que diez años son muchos años y que conformarme con tomar una cerveza no es suficiente. Pero sé que eso sí es lo que tú quieres, o al menos lo que querrás cuando decidas dejar de fingir que no existo y que plantearme viajar de nuevo contigo o ver siquiera a tus padres una vez más se sale de lo que quieres ofrecerme esta vez. Y me tiene que bajar la regla y no veo el sol desde hace una semana y hoy te echo de menos. Más que de costumbre. Pero me meto mis palabras por donde me quepan y mi dolor seguirá siendo mío mientras me haces salir del Evoland 2 para jugar al Monster Hunter cuando solo me queda un logro para conseguir el 100%. Oh, qué bien me ha venido tener una distracción en forma de videojuego pero eso, todos lo sabemos, no es una solución permanente. No, no creo que te felicite. Por primera vez en diez años no creo que lo haga. Has cambiado. Y eso está bien, aunque se haya llevado nuestra relación por delante. Suele pasarme.