Estaba haciendo yoga y ha sonado nuestra canción. "Nuestra canción", como si tuviéramos quince años, aunque era lo que teníamos cuando decidimos hacerla nuestra. Y estaba yo tan tranquila haciendo el perro boca abajo y por un momento me he desequilibrado. Ya dije de forma mucho más pública que la música me trae básicamente por la calle de la amargura porque tiendo a relacionarla en exceso con las personas y los sucesos y las sensaciones. Y mira que hace años (pero años) que no nos vemos y que no nos hablamos y que pasaste a ser un apéndice en la historia de mi vida donde tus mayores logros fueron joderme la existencia durante unos cuantos meses y ser el primer tío que metió su pene en mi vagina (congrats!) pero algo se me revolvió durante un instante al escuchar las notas de ese piano. Quizás simplemente es que es una buena canción, no lo sé, o que puestos a echar de menos puedo echar de menos como si no hubiera un mañana incluso a gente cuyo tono de voz ya no recuerdo. La práctica de yoga terminó y ahora me jode estar así porque llevo dos días de muy buen humor y ahora ya no estoy de tan buen humor. Voy a jugar un rato al lego a ver si se me pasa.
miércoles, 26 de enero de 2022
River flows in you again
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