jueves, 25 de enero de 2018

For the first time

Después de todo, sí fuiste el primero.

No voy a entrar en temas tan banales como el sexo o la capacidad para tener orgasmos o mierdas de esas. Ahí no hay nada de sustancia. Está bien, sí, lo reconozco, el sexo contigo es maravilloso, pero hoy no quiero hablar de eso. De hecho no creo que vaya a escribir nunca muy exhaustivamente sobre ello, al menos por aquí.

Has sido el primero con el que estoy bien desde hace más de medio año. Has sido la primera persona con la que no tengo ganas de llorar a todas horas. Contigo me siento a gusto. Tan a gusto que no tengo claro qué hacer ahora, más allá del hecho del viaje y todo lo que ello pueda conllevar. Para empezar, ni siquiera pensé que el viaje llegaría a efectuarse, era todo demasiado precipitado y aquí estoy, escribiendo gilipolleces cuando debería estar planeando todos los días y la maleta y subiéndome por las paredes. Pero, por primera vez, eso tampoco me agobia demasiado. No me importa qué vayamos a hacer, ni siquiera me molesta que aún no hayamos comprado los billetes de autobús y que igual nos quedemos en el aeropuerto toda la santa noche. No me importa. No me importa estar que no puedo con mi alma, pensar que igual al segundo día no puedo levantarme de la cama, que quizás prácticamente no duerma en esa semana. El frío que vamos a pasar. La lluvia. Quizás la nieve. Me da igual. En el buen sentido, porque solo quiero estar contigo. Quiero que me enseñes Bruselas y Ámsterdam, quiero hartarme de fumar y de beber sidra y de comer queso y ya veremos qué hacemos con los monumentos, porque solo quiero estar contigo.

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