jueves, 22 de septiembre de 2011
Sólo es una clase más en la que pensar
Ha acabado el recreo y estoy en matemáticas. La mujer bipolar que
tenemos como profesora a veces chilla, a veces ríe, en realidad me da
igual. En realidad ahora todo me da igual; ahora, que he asimilado que
no volverás a ser mi mejor amigo. Cosa que no entiendo del todo. Decías
que sólo te juntabas conmigo por Jesús, pero sin embargo no pareció que
te distanciaras mucho cuando él se fue ni tampoco cuando dejó de
juntarse con nosotros. Entonces, ¿por qué? Esto puede que se parezca a
ese mensaje que te mandé hace ya algún tiempo, pero para mi desgracia
las cosas no han cambiado y yo sigo pensando lo mismo. Que la distancia
no importa, ni lo que sintamos el uno por el otro. Sólo... creía que
siempre estarías ahí, donde fuera, para mí. Pero ahora sois tú y él, no
tú y yo como en algún momento fuimos. Pues nada, habrá que seguir
adelante, no puedo caracterizarme por ser siempre la débil, por ser la
que ve todo o muy bien o muy mal, no puedo hacerlo. Sé que se te pasará,
sé que volveremos a ser amigos, pero no sientes ni sentirás ya la más
mínima necesidad de ser el mejor para mí. Yo, por el contrario, sí, pero
no es nada que no pueda controlar. Soy lo suficientemente fuerte como
para aguantar las borderías que Antonio dice de mí, y también soy lo
suficientemente consciente como para saber que aunque no digas nunca
nada cuando él está delante, estás de acuerdo con lo que dice, así que... sólo me queda decir una cosa, pero cómo no sé exactamente lo que es, dejémoslo en... ¿qué tal está Ana?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario