Cada vez es más difícil fingir que no me importa nada, que todo es un absurdo juego. Sigo soñando con él, reviviendo momentos, eras parte de mi vida, por dios, si hasta tenías tu propio cepillo de dientes en mi casa (y sigue estando ahí ¬¬). Mamá dice que te ha pasado algo, algo gordo que no quieres contarle a nadie, y que no te ve con esa gente, tus "amigos", amigos que ni siquiera tienen tu número de teléfono (Patri me ha llamado para pedírmelo). Pensándolo bien, ya que no somos amigos, debería borrar tu número... quizás algún día lo haga, por ahora no hace daño a nadie.
Y Antonio y Miguel intentando convencerme desesperadamente de que me quede en el Triana. No entienden porqué quiero irme. Hay demasiados recuerdos escondidos en sus aulas, recuerdos de mucha gente, tristes y alegres, y cada vez que veo alguien, algo, cualquier chorrada, mi mente hace de las suyas y lo mío me cuesta no ponerme a llorar. Los llamados "momentos en los que me pongo pensativa y parece que me pasa algo" según Antonio. Quiero irme para olvidar, olvidarlo todo, mi antigua vida y lo que ella conlleva, sino, no creo que pueda aguantar con el ánimo estable durante mucho más tiempo.
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