miércoles, 25 de octubre de 2017

Too much

No puedo más, él tiene razón, un día digo una cosa y al siguiente otra, pero es que mi vida ahora mismo es un no parar de pasarlo mal y querer llamar su atención. No quiero salir con él, de verdad que ahora no podría soportar una relación y todo lo que ello conlleva. Me gustaba esconderme con él y que me llevara por ahí en coche, me gustaba pensar en que algún día podríamos irnos de viaje juntos. Pero no hemos llegado a ese punto en el que yo le digo que de verdad que me gusta hacer planes con él, solo los hacemos y sabemos que lo más probable es que no sucedan pero nos gusta engañarnos y pensar que sí pueden pasar. De la lista de pelis a los museos de arte moderno, pasando por los conciertos. November rain, huh. Pero ahí está el wasap y tú no me hablas más. No sé si estás mal o no sabes qué decirme o no quieres volver a hablarme. No consigo entenderte. No consigo entenderme. El corazón me da un vuelco cuando pienso en tu maldita sudadera y en dormir con ella. No volveré a hacerlo. Me duele pensar que me has dejado tan tirada que asusta. Me da miedo pensar que vas a volver a hacerlo. No quiero vivir en esta incertidumbre triste y desgarradora.

Y ahora sé que me quieres. Y ahora creo que te quiero. O algo que se parece a querer. Me gusta escucharte. Me gusta decirte que eres casta y me gusta tu voz grave. Me gusta que tengamos gustos musicales tan diferentes y que aun así me guste lo que pones en el coche. Me gusta que todo lo que lleves sea de Springfield y no me gusta que te guste Ken Follet, pero estoy dispuesta a tolerarlo. Me gusta comprobar la de cosas que recuerdas de mi cuarto pese a haber estado solo una vez. Me gusta que no entiendas una mierda de lo que está pasando y no me gusta que no te des cuenta de ciertas cosas y que tenga que ser tan directa y que a veces no haga falta y quede como una tonta. Me gusta que me mires y no me quites la ropa con la mirada como hace Jorge. Me gusta que te guste cuando me abrigo. Pero me gusta que me digas uf, que te desesperes, que me digas que te pones malito, todo desde la más pura inocencia. Me gusta chocarme contra ti y ser consciente de que me miras todo el rato. Me gusta saber que me quieres. O algo que se parece a querer. No me atrevo a preguntarte porque tengo miedo de tu respuesta. No sé si porque me dieras la razón o porque me la quitaras.

¿Me quieres?

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