jueves, 26 de octubre de 2017

Duró poco

Mamá dice que las manos se me despellejan por el estrés. ¿Qué estrés tienes tú?, me preguntó. Y yo le dije que lo más probable es que fuera por el cambio del tiempo, no por el estrés. ¿Qué estrés voy a tener yo?

Ojalá pudiéramos superar de una vez la maldita etapa de las etiquetas y, si estamos bien, dejarlo así. Yo no quiero salir contigo. No puedo. La liaría tan parda que no duraríamos ni una semana. Me he pasado los últimos tres años de mi vida pegada a una persona 24/7, la quería con toda mi alma pero... no era libre. Él no me dejaba. Y no quiero que tú me hagas lo mismo. No quiero cerrarme, no me obligues a elegir. Entiendo que para ti esto sea difícil, probablemente sea la primera vez que te pasa y has ido a dar con la persona más inestable y caótica del mundo en estos momentos. Y lo siento por ello, de verdad que sí. Pero entiéndeme, no han pasado ni seis meses y aún tengo sus fotos por todo mi cuarto, aún forma parte de mi vida y no quiero que tú formes parte de la misma forma ahora mismo, sería demasiado.

También pensé que tendrías más paciencia conmigo. Que me escucharías. Que me entenderías mejor. Y eso, tristemente, no ha pasado. Y ahora, simplemente, no sé qué hacer. Bueno, sé que esta vez no puedo hablarte, estoy harta de ser la que siempre da su brazo a torcer por todo el mundo, estoy harta de ser la responsable. Porque esto también es culpa tuya. No me paraste los pies, no me dijiste la verdad, no me reprochaste nada hasta que fue demasiado tarde. ¿Es que no lo entiendes? No puedo salir contigo, no quiero hacerlo, ¿por qué demonios es tan importante para ti que algo sea tan puñeteramente oficial?

No me has respondido. No lo vas a hacer. Y voy a fingir que no me importa, que no me dan ganas de llorar. Que esa lista de pelis va a pasar a ser "pelis que jamás veremos juntos". Tengo las manos muy, muy frías. Tanto que me duelen los dedos al escribir. Y tú estás por ahí recogiendo aceitunas que no me vas a dar y yo solo pienso en las ganas que tengo de verte. Y en que no lo voy a hacer hasta esta tarde, me dará un vuelco el corazón y no te hablaré. No te mandaré papelitos que no me responderás, no te escribiré un folio con mala letra para después pasarlo a limpio y que tú no lo veas. No quiero pasar de nuevo por todo. No quiero que dejes de ser mi amigo pero, joder, cada vez parece más inevitable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario