Ahí estás, feliz, ajeno a todo. Fuiste tan amable... durante dos días, después se pasó la moda, pero ya sabemos que yo voy siempre con retraso respecto a esas cosas, y al principio como no me enteré de nada, pues supongo que te hartaste de mí cuando te dirigí la palabra en el tuenti durante tres días seguidos y te decía que me estabas evitando. Era cierto, te buscaba al principio, al final y en medio, hasta tenía un plan maestro para besarte el viernes, ya que el jueves... me dio miedo, pero ya no tenía miedo, de alguna forma sabía que era lo correcto, aunque tú no pensaras lo mismo. Me dolió lo que dijiste, que era una inmadura, quería estar contigo, pero ya sé con quién debo estar. Aunque no sea el amor de mi vida, aunque a veces sea un borde, él me cae genial y sé que yo le gusto y que con él estaré bien, al menos de momento.
Lo siento, no pude evitarlo, supongo que aunque el año pasado me cegara el dolor, siempre sentí algo por ti, y que me dijeras que yo te gustaba... no lo entiendo, fuiste tú el que lo dijo, "si nos gustamos, ¿por qué no vamos a estar juntos?". En ese momento me asusté porque no sabía lo que sentía por ti, pero no me diste ni una semana para intentar encontrarme a mi misma. Me da igual lo que digas, me da igual lo que sientas, ahora mismo no podría estar más enfadada con tu puta bipolaridad.
Encima me haces parecer la mala sólo por decirte lo que sentía, por intentar que esta extraña relación pudiera ser algo más, aunque me doliera saber que en realidad sólo era puro morbo, porque en eso están basados los "rollos". Pero tú me extrañabas, tú me fascinaste, tú me convenciste, tú me dijiste lo que sentías por mí, tú montaste todo esto, al fin y al cabo es culpa tuya, aunque la que lo termine pasando mal sea yo.
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