Odio no poder hablarte, odio tenerte miedo. Y que el único recuerdo que me quede de ti sean tus besos y los dos cordones de tus jerseys, también lo odio.
Odio tener que guardarme todo lo que siento, y no poder decirlo más que por un blog mierdoso. Odio no poder decirte "te quiero, vamos a quedar el viernes y olvidarlo todo porque ambos queremos" porque ambos no queremos. Te quiero, quiero quedar el viernes y olvidarlo todo porque yo quiero. Pero tú no quieres, y yo no puedo obligarte. Sólo te pedía un favor, como amiga, como novia, como persona que te importó. Sé que ahora no significo nada para ti, que puedo morirme y te daría igual, pero podías haberte esperado al viernes, porque tenía la certeza de que iba a funcionar, de que iba a ser como el día que fuimos a ver enredados pero mejor, no iba a haber momentos incómodos, ni silencios, sólo risas y cosas de esas que hacen a la gente feliz.
Sólo quería una oportunidad ahora que la optimista soy yo y tú eres el pesimista, también me merezco mi parte.
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