domingo, 27 de agosto de 2023

Cuando tú no estás las mañanas se tiñen de canciones tristes

 Me gustaría decirte muchas cosas, pero no tengo demasiado claro que deba hacerlo. Me gustaría decirte que no sabes lo que es el amor. Conoces el enamoramiento, bien por ti, conoces a la perfección esas primeras semanas de sexo desenfrenado, hormonas y purpurina por todas partes, pero no sabes lo que viene después. El ver detrás de la máscara, atisbar los entresijos entre bastidores de la otra persona, llegar a conocer todo lo bueno y también todo lo malo y pese a ello elegirla cada día porque, después de todo, nadie es perfecto. No sabes lo que es tener una familia política y lo poco probable que es que te vaya a gustar esa familia pero aguantarla igualmente porque merece la pena. No tienes ni idea de lo que es tener un proyecto de vida con alguien, mirar al futuro juntos y que el miedo, el vértigo, la ilusión, la emoción se sientan a la vez. Y lo poco que sirven afirmaciones como "sé que todo saldrá bien". Se trabaja, se habla, de buenas intenciones está el mundo lleno y para que una relación funcione tiene que haber algo más que eso. Cosas en común, compatibilidad, objetivos similares, formas de ver la vida parecidas. No hay que ser un calco pero estamos tan lejos que ni nos acercamos al mínimo. El cine, la música, la comida, los videojuegos, las formas de entretenernos, la política, los amigos... no tenemos nada en común. 

Me gustaría decirte que no sé qué eres para mí. He tenido tres grandes amores en mi vida y de los tres me di cuenta en momentos distintos de la relación, pero una vez fui consciente no hubo ninguna duda después. Jesús tuvo que romper conmigo para que me diera cuenta, pero también es cierto que éramos muy jóvenes y aquello estaba abocado al fracaso. Cuando Julio apareció en mi vida de una forma más o menos estabilizada (después de todo estábamos en la misma clase pero hasta seis meses después no empezamos a hablar) me deslumbró con su inteligencia y lo convertí en mi objetivo, a él sí podía verle a kilómetros que necesitaba ser salvado aunque no sabía de qué. Pero yo estaba saliendo con otro chico a la vez y la decencia me decía que aquello no podía ser. A la decencia le dieron por saco a los dos meses y el día de nuestra primera cita supe que sería extraordinario (y lo fue, para bien y para mal). Y con Miguel necesité una tarde de abril en Londres bajo la lluvia. Y si aún tenía dudas después de aquel primer día, a la semana ya no había ninguna. Lo querría para toda la eternidad. Y él me querría a mí. Su eternidad resultó ser un poco más corta que la mía, pero no se puede tener todo en esta vida. No, Sebas no es un gran amor, nunca lo fue y también lo supe desde el primer momento y me odié durante meses y años por ello. Pensaba que quizás no hacía falta escuchar el Halellujah cada vez que lo veía para tener algo especial, y fue cierto durante un tiempo, pero es triste y erróneo no buscar lo extraordinario, conformarse con la comodidad de lo seguro, lo conocido, lo fácil en pos de no sufrir más. ¿Y dónde entras tú? De verdad, no creo que seas consciente jamás de lo que supuso para mí conocerte. Porque claramente fue algo físico pero lo supe antes siquiera de decirte hola aquella tarde mientras comías burek. Nunca en mi vida había sentido nada tan intenso tan rápido por alguien y me asusté, por supuesto, lo negué, lo escondí, pero con cada noche que pasábamos juntos se hacía más evidente. El problema fue que me enamoré de alguien a quien no conocía, me enamoré de la versión que quisiste darme porque estaba dispuesta a enamorarme de lo poco que quisieras ofrecerme porque el tiempo se acababa y sabía que no volvería a verte. Serías el gran amor que nunca pudo ser, la historia que contar a mis nietos, la persona a la que recordar cada enero cuando fuera el aniversario del voluntariado en Croacia. Ahora, simplemente, dudo. Estás siendo, ¿cómo vas a ser el gran amor que no pudo ser si sigues aquí?¿Acaso estoy enamorada de la persona que eres realmente, con sus más y sus menos? Fuiste extraordinario desde el primer momento, por eso te busqué y te perseguí pero ahora, por un lado, no puedo evitar pensar que gran parte de lo que sentí en un principio es una farsa y, por otro, claramente yo no fui extraordinaria para ti, no lo fui entonces y no sé si lo soy ahora y creo que nos merecemos algo mejor el uno del otro. Y ya no sé qué más escribir, se me ha secado el cerebro para el resto del mes.

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