lunes, 15 de noviembre de 2021

Fantasías animadas noruegas

 Hablais entre vosotros y no entiendo lo que decís. Sonreís y me mirais, no sé qué esperais de mí. Sigurd empieza a contar... "en, to, tre, fire, fem" y cantais solo para mí. Vuestros ojos me recorren y me sostienen la mirada mientras murmurais notas entre dientes sin dejar de sonreir. Me ruborizo. Tengo que desviar la mirada antes de empezar a hervir. Os acercais despacio y yo me alejo por instinto, pero Bendik me agarra por el brazo. No puedo escapar. Tampoco creo que quiera. Sus ojos azules me atraviesan y hacen que me derrita por dentro. Noto un dedo que me acaricia suavemente el cuello. Sigurd, con sus profundos ojos marrones y sus rasgos asiáticos mezclados con el más perfecto noruego, es un misterio para mí cómo ha llegado a Noruega porque está claro que no es de aquí, pero nunca me he atrevido a preguntarle por sus orígenes, solo me limito a admirarlo. Sin dejar de tararear una canción de jazz acerca sus labios a mi cuello y me besa suavemente. Mi coño palpita. Bendik sigue el ritmo golpeando mi brazo con sus dedos sin soltarme. Sube poco a poco su mano hasta mi pelo, enreda los dedos en mi melena, la canción ha terminado. Me acerca a sus labios. Me besa, algo torpe en un primer momento, casi con ansia, pero regulando la velocidad al poco y convirtiéndose en un beso apasionado e intenso. Sigurd agarra mi culo con delicadeza al principio pero al notar la subida de tensión en aquel beso aprieta con fuerza y me muerde el cuello. Gimo flojito, lo suficiente para que os sintais satisfechos. Bendik se aleja y sus labios con sustituidos con los de Sigurd, es curioso cómo cambia la forma de besar entre dos personas: él me besa como si fuera el ser más delicado del universo, como si fuera a romperme al roce de sus labios. Me encanta, pero necesito más. Agarro su espalda y lo acerco a mí, noto su erección, mi coño reacciona y se humedece, me gustaría fusionarme con él, convertirnos en un solo ser a base de frotarnos eternamente. Bendik se ha alejado y contempla la escena, parece estar divirtiéndose por el tono que usa al hablarle a Sigurd, pero yo sigo sin entender nada de lo que decís. Veo por el rabillo del ojo cómo se quita la camisa y los pantalones y mi emoción se dispara. Se acerca de nuevo a nosotros y nos obliga a separarnos. Cuando Sigurd lo ve en ropa interior hace lo propio y ahí estais los dos frente a mí con tan solo unos calzoncillos que no disimulan nada el empalme que teneis. Por alguna razón soy yo la que se siente más desnuda al tener aún tanta ropa y vosotros tan poca, pero vuestra mirada me dice que no va a durar mucho. Bendik se coloca frente a mí mientras Sigurd se pone detrás. Bendik me besa, esta vez con mucha más precisión que antes y de mientras me desabrocha los botones de la camisa de cuadros de franela que llevo puesta. Toda una sex-symbol, esa soy yo. Y, sin embargo, parece que de alguna manera os gusta mi naturalidad, mi falta de maquillaje, mi despreocupación por la imagen, mis pelitos en las piernas. Sigurd me agarra la cintura con fuerza y pega mi culo a su entrepierna mientras me gime al oído. Este muchacho va a matarme del gusto. Sus manos me abrazan desde atrás mientras mis brazos se apoyan en los hombros de Bendik, quien a su vez trata torpemente de hacerse un hueco entre la piel para poder acceder a la hebilla del sujetador. Sigurd recorren mi vientre subiendo hasta mi pecho. Contengo la respiración. Bendik me mira con una sonrisa pícara. "Is this okay?" me pregunta sin dejar de sonreir. "Ajá" es mi respuesta, aunque suena más como un suspiro. Desabrocha el sujetador. Sigurd tira de él y lo deja caer al suelo. Me siento expuesta, nunca había tenido tanta atención solo para mí. Hago el ademán de taparme pero Bendik me lo impide. Sigurd me desabrocha desde atrás el botón del pantalón y baja la cremallera. Me gira para estar delante de él y ambos os agachais para quitarme el vaquero. Noto vuestros besos rozándome las piernas y creo que voy a explotar de placer a medida que subís. Me siento fuerte con vosotros de rodillas a mis pies. Sigurd hunde su nariz en mi coño aún protegido por las braguitas mojadas mientras Bendik me muerde la nalga. Empiezo a temblar, me cuesta mantenerme de pie ante esta situación y ambos os dais cuenta, por lo que os levantais y entre risas y palabras sueltas en noruego me conducís hasta la cama. Me haceis tumbarme y Sigurd coge su camiseta para atármela alrededor de los ojos. Me pone cachonda el olor que impregna la prenda de ropa. Mi mundo se oscurece pero el resto de mis sentidos se agudizan. Puedo escuchar vuestras respiraciones entrecortadas, vuestras risas entre dientes, noto vuestro calor cerca de mí aunque no puedo diferenciarlos. Unos labios me rozan el pezón que ya estaba duro como una piedra. Una lengua me recorre el empeine y yo me retuerzo de placer. Los labios me besan el pecho y me muerden el pezón derecho con dulzura. Una punzada de placer se me refleja en el clítoris, ayudada por la boca que me lame los dedos de los pies. Mi espalda se eleva y siento que no puedo más. Unas manos se elevan por mis piernas suavemente hasta llegar a mis braguitas. Las agarran. Tiran de ellas. El no poder ver su reacción me hace tener un poco menos de vergüenza, pero aún así la expectación me mata. Después de unos segundos que parecen una eternidad noto cómo un aliento se acerca poco a poco a mi pubis. Mi pelvis se acerca a él incontrolablemente, pero eso le hace detenerse. Debo ser paciente, mucho me temo. El aliento vuelve a acercarse y empieza a mezclarse con mi humedad. Una tímida lengua separa mis labios y se adentra poco a poco en mi coño. Tengo la sensación de que voy a reventar de un momento a otro. Unas manos me acarician y me besan el vientre y el pecho, no puedo dejar de gemir. Un dedo entra en mí a la vez que noto la presión de un beso húmedo y apasionado. Así que es Sigurd el que está abajo y Bendik arriba. La imagen me excita aún más pudiendo imaginarme quién está haciendo qué. Palpo con una mano la superficie del colchón hasta encontrarme con una rodilla, apuesto a que es la de Bendik. Recorro el muslo a base de caricias hasta llegar al calzoncillo. Se le escapa un gemido y hunde su cara en mi cuello. Es adorable. Tanteo el terreno con mi mano y escucho sus reacciones, tiene una erección tremenda. De repente una ola de placer me inunda y es que Sigurd se ha dado cuenta de que no le estoy prestando toda la atención que debería y ha decidido pasar al siguiente nivel. Sus dedos de saxofonista me follan y su lengua no deja mi clítoris. No puedo más. Bendik se incorpora sabiendo lo que pasa y yo necesito veros. Me quito la camiseta y veo cómo Sigurd me mira disfrutar mientras me lame el coño. Bendik me contempla fascinado, pareciera que es la primera vez que ve a una persona a punto de correrse. Me muerde un pezón y me pellizca el otro y es lo único que me faltaba. Un abismal orgasmo me inunda, el tiempo se para y en el universo parece que solo existimos nosotros tres, no tengo voz para todo lo que quiero gemir, no tengo palabras para todo lo que quiero deciros. Los espasmos se amontonan, las manos se me duermen y no puedo dejar de sonreir. Pasan varios segundos en los que solo soy capaz de sentir el placer más absoluto. Poco a poco las contracciones se van espaciando y mi respiración vuelve a su estado natural. Sigurd saca con todo el cuidado posible los dedos de mi entrepierna, aunque me retuerzo brevemente por lo sensible que está todo, y se tumba a un lado. Bendik al otro. Ambos me mirais y a mí me entra la risa floja. Supongo que es el momento de devolveros el favor.


Me recompongo durante unos instantes y me siento en la cama. La vergüenza se ha esfumado. Os miro. Vuestra belleza me embarga. Me mirais. Ojalá poder meterme en vuestras mentes con google translate para saber qué se os pasa por la cabeza a estas alturas. "What now?" os pregunto, aunque sé perfectamente que está en mi mano decidir qué pasará a continuación. Intercambiais miradas. "Now we do whatever you want". El tono lascivo que usa Sigurd vuelve a encender una chispa en mi interior. Debe ser todo un récord poner a alguien caliente tan rápido después de semejante orgasmo. Me acerco a vosotros de nuevo a cuatro patas y os hago incorporaros para que todos estemos a la misma altura. Nos fundimos en un mar de lenguas y saliva, de labios y sonrisas a tres. Las manos entran de nuevo en la batalla y empiezan a intentar ganar terreno en los cuerpos de los demás. Me sobra la poca ropa que aún llevais y lo sabeis. Como si pudiéramos leer los pensamientos del otro Bendik se separa y se baja los calzoncillos y aunque mis labios no se han separado de los de Sigurd no puedo dejar de mirar su figura joven y atlética, con brazos y muslos prominentes propios de un buen batería. Se tumba en la cama y nos invita a acercarnos. Aceptamos la invitación. Sigurd se quita también su ropa interior y por fin puedo verlo en todo su esplendor: más delgado y fibroso que Bendik pero igual de atractivo. Bendik tira de nuestros brazos y nos caemos encima de él. Reímos. Besa a Sigurd mientras me agarra fuertemente el culo. La visión me pone cachondísima, tanto que no puedo evitar empezar a frotarme el clítoris con los dedos. Bendik se da cuenta y toma el relevo cogiéndome por los muslos y haciéndome sentarme encima de su cara. Sigurd se acerca y me da un beso que bien podría ser capaz de parar el tiempo. Toco su pecho, pellizco sus pezones (gime) y bajo la mano hasta encontrar su pene duro cual roca. Empiezo a rozar suavemente todo el miembro intentando seguir la cadencia con la que Bendik me hace el cunnilingus, aunque sé que esta vez es él el que quiere más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario