No, esta vez no voy a escribirte estados en inglés. Creo que mi silencio, en este caso, es lo mejor que puedo usar para expresarme. Mi silencio frente a tus "por favor" bien pronunciados, con todas sus erres. Tu desesperación frente a mi apatía. A mi necesidad de atención. A tu necesidad de complacer. Si al menos fueras consciente de lo importante que es esto para mí. Aunque sea algo pasajero, aunque sea algo inconsciente, te necesito en mi vida para balancearla, necesito que seas mi piedra angular durante un tiempo. Y dentro de lo que cabe, de tu inexperiencia y mi exceso de experiencias, lo estás haciendo muy bien. Me mantienes en un estado grogui de felicidad e impaciencia, de excitación y confianza.
Y, de repente, me haces estas cositas. Me hieres donde menos me esperaba que alguien me pudiera hacer daño, en las cosas que doy por sentado, en los pilares de mi vida. Porque sé que, si te digo que pasemos una tarde juntos, me vas a preguntar que adónde vamos, e igual yo solo quiero estar tirada en el sofá viendo series. Estarían mis padres, qué locura. O quizás podría preguntarte si puedo quedarme en tu casa a dormir. Qué locura.
Quiero aguantar, de verdad que sí, quiero ser paciente, ¿pero no crees que lo he sido ya suficiente? Estoy cansada de esperar a que todo se normalice, estoy cansada de tu circunstancia, y un poco de ti. ¿Me compensan los buenos momentos cuando siempre está de fondo el murmullo constante que me susurra que algo no va bien?
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