miércoles, 18 de abril de 2018

Feria... feria... feria de abril

Ya no sé qué hacer para intentar entenderlo, porque por mucho que haga el esfuerzo de ser empática y ponerme en su lugar, no lo entiendo. Y me frustra. Porque el psicólogo dice que quizás sí estoy buscando seriedad y formalidad en la relación pero si ni siquiera puedes quedarte a dormir no sé cómo voy a conseguir la susodicha formalidad. Me agobia que estemos en puntos tan diferentes. O quizás no estemos tan separados pero nos ponen trabas para estar juntos de verdad. No puedo con esta ridiculez que es tu familia. Cada uno con lo suyo, por supuesto, pero esta incomodidad constante me deprime y me aleja de ti. Quizás si todo esto hubiera pasado antes, en el instituto, antes de Mairena, antes de conocer a Julio y a Miguel, cuando el quedarme a dormir fuera aún era algo relativamente extraordinario. Pero nos hemos conocido ahora, y por suerte o por desgracia para mí es tremendamente importante el llevarme bien con tu familia, no quiero ni pensar en ser de esas típicas parejas a cuyos suegros no pueden ni ver. No me da la gana. Y no quiero alejarte de mí por ser así, sé que te he trastocado un poco el mundo con mis ideas, mi confortabilidad y el hostel que puede ser considerada mi casa. Que igual para ti es raro el ser invitado a comer, a dormir, a merendar cada vez que vienes, pero para mí es lo más habitual del mundo y aunque sea un poco excesivo, creo que es normal esperar una versión soft de las casas de los demás. No este desprecio, esa crítica mordaz que sé que me hace, ese sentir que no soy suficiente para ti por el hecho de tener una hipoteca descomunal y por tanto no tener dinero suficiente para ser digna de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario