Estábamos en una especie de ikea a lo grande. Mucho más grande. Había de todo.
Discutimos por alguna razón estúpida... no, no discutimos, simplemente me enfadé y me fui a perderme, intentando escabullirme de ti. Me perseguías por todo el edificio, me metí en una parte en la que había ropa y me cambié para que no me reconocieras, algo bastante estúpido porque sabías donde estaba. Me pedías perdón una y mil veces, pero soy muy cabezota, ni se me pasaba por la cabeza perdonarte por lo que fuera que hubieras hecho. De repente te perdí, ya no sabía donde estabas ni donde estaba yo cuando escuché una voz por los altavoces repartidos por todo el edificio: tu voz. Me pedías perdón, me decías que me querías, pero yo no quería escucharte, así que di la vuelta y volví a perderme. Me topé con unos cuantos chavales que jugaban a las cartas Magic en un sitio que parecía una zona de descanso. Empecé a hablar con ellos, nos hicimos amigos, eran de lo más simpático. Uno de ellos llevaba gafas. Llegaste, parecía que lo había olvidado todo, te di un beso, y ahí me desperté a causa de la lluvia.
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