miércoles, 26 de enero de 2011

¿Ya eres historia?

Hoy quería morirme.
Le dije a Antonio que estaba de puta madre, y era verdad. Se desconectó y me puse a escribir una de mis típicas parrafadas que le escribo a Jesús cuando estoy triste, depre, enfadada o cualquier estado de ánimo menos feliz. Pero esta vez estaba feliz.
Escribí, escribí, escribí. Me encanta escribir, es la única manera que tengo de demostrar realmente lo que siento. Cuanto más escribía peor me sentía. No podía creer que le estuviera diciendo todo aquello. ¿Íbamos a quedar dentro de cinco años?¿No nos íbamos a volver a ver?¿No iba a ser el director de MI restaurante? No, no, no, dios, no podía ser. Demasiado tarde.
Los minutos pasaban y del iPod parecía que solo salían canciones tristes, y no es que tenga muchas... no pude aguantar más. Ya que mis padres no estaban y el abuelo está como una tapia, me puse a llorar de rabia delante del ordenador, después en la cama de mis padres y por poco no me la cargo. Me recompuse y me dediqué a maquillarme. Cuando estoy triste y a punto de romper a llorar me maquillo, y así no puedo llorar, porque se corre el rimmel y escuece.
Decidí que ya la había cagado suficiente. Me quieren, lo sé, y para mi desgracia yo también a ellos, por eso creo que es lo mejor (aunque después no lo sea) que me olvide de todo, aunque no lo haré nunca, quiero con demasiada ansia y después la que sale mal parada soy yo.

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