¿Qué estamos haciendo?
¿De qué nos sirve?
¿Por qué logras convencerme siempre?
Decía Einstein que la definición de locura era intentar hacer algo una y otra vez esperando distintos resultados. No quiero estar loca. Quiero vivir mi vida. Contigo o sin ti, me es indiferente.
Me pones de los nervios con tus dibujitos, y con tantas otras cosas que prefiero no decir, pero por muy atacada que me pongan tus hobbis y manías, sé que estaría todavía más nerviosa si no pudiera hablarte, si no pudiera escucharte, si no pudiera verte una vez más, y aunque tenga que aguantarte mil y una gilipolleces, tú tendrías que aguantarme a mí mil dos.
Pero no, sigue siendo una pérdida de tiempo, sólo por llevarte la contraria me convencí a mi misma de que tenía que hacerte llegar a la conclusión de que no podíamos acabar así, sin más, cuando yo era la primera que pensaba que podía ser totalmente factible. No quería que aceptaras que habíamos terminado, yo ya lo había hecho, desde el primer instante decidí no darle más vueltas, y por muy egoísta y cruel que parezca, me reconfortaba mucho verte tan decaído. Quizás, simplemente por eso no deberíamos volver. Por tantos detalles crueles y egoístas. Dices que estás cansado de pensar. Yo también, pero en estas situaciones es lo único que puedo hacer. No sé si será casualidad o no, pero siempre que intento buscar otro camino para salvar lo nuestro, siempre terminamos cortando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario