lunes, 31 de enero de 2011

Deseo

La princesa se lamentó, lloró, chilló y blasfemó contra todo lo que conocía. Era su amor, su vida, todo lo que le importaba en el mundo se esfumaba. Sin más.

sábado, 29 de enero de 2011

Votación popular a favor de que se suicide

Puta. Y esta vez no lo digo en el sentido de guarra, sino de cabrona. Ni yo misma se cómo lo hago pero jodo a todo el mundo sin querer. ¿Por qué no soy capaz de decirle que sí?¿Por qué tampoco puedo decirle que no?
Por una vez que conseguí decidirme y empiezan los porqués. Ya no puedo más.

jueves, 27 de enero de 2011

Una canción

¿Por qué ahora?
¿Es qué aún no lo he superado? Te quiero, te necesito, sólo a ti. Me prometí que no volvería a llorar. Las lágrimas que no se derraman no se consideran llorar, ¿no? Porque sino tengo un problema. En casa, en la calle, ¿qué demonios tendrá esa canción para que nos haga recapacitar? No puedo dejar de escucharla, y ni siquiera me gusta especialmente... leones, leones, ¿qué tendrá que ver? Dos heridos graves... no, supongo que sólo son paranoias, que la obsesión que había superado vuelve a la carga si no consigo verte.
No puedo creer que me sienta así de mal. Joder, una canción no puede ser la causante de todo, no puede, es antinatural, y sin embargo por poco no me pongo a llorar de camino a la piscina, y hace cinco minutos por volver a escucharla. No. No puedo volver a llorar, me lo prohíbo, ahí se queda eso.

miércoles, 26 de enero de 2011

¿Ya eres historia?

Hoy quería morirme.
Le dije a Antonio que estaba de puta madre, y era verdad. Se desconectó y me puse a escribir una de mis típicas parrafadas que le escribo a Jesús cuando estoy triste, depre, enfadada o cualquier estado de ánimo menos feliz. Pero esta vez estaba feliz.
Escribí, escribí, escribí. Me encanta escribir, es la única manera que tengo de demostrar realmente lo que siento. Cuanto más escribía peor me sentía. No podía creer que le estuviera diciendo todo aquello. ¿Íbamos a quedar dentro de cinco años?¿No nos íbamos a volver a ver?¿No iba a ser el director de MI restaurante? No, no, no, dios, no podía ser. Demasiado tarde.
Los minutos pasaban y del iPod parecía que solo salían canciones tristes, y no es que tenga muchas... no pude aguantar más. Ya que mis padres no estaban y el abuelo está como una tapia, me puse a llorar de rabia delante del ordenador, después en la cama de mis padres y por poco no me la cargo. Me recompuse y me dediqué a maquillarme. Cuando estoy triste y a punto de romper a llorar me maquillo, y así no puedo llorar, porque se corre el rimmel y escuece.
Decidí que ya la había cagado suficiente. Me quieren, lo sé, y para mi desgracia yo también a ellos, por eso creo que es lo mejor (aunque después no lo sea) que me olvide de todo, aunque no lo haré nunca, quiero con demasiada ansia y después la que sale mal parada soy yo.

domingo, 16 de enero de 2011

Casualidad

¿Qué estamos haciendo?
¿De qué nos sirve?
¿Por qué logras convencerme siempre?
Decía Einstein que la definición de locura era intentar hacer algo una y otra vez esperando distintos resultados. No quiero estar loca. Quiero vivir mi vida. Contigo o sin ti, me es indiferente.
Me pones de los nervios con tus dibujitos, y con tantas otras cosas que prefiero no decir, pero por muy atacada que me pongan tus hobbis y manías, sé que estaría todavía más nerviosa si no pudiera hablarte, si no pudiera escucharte, si no pudiera verte una vez más, y aunque tenga que aguantarte mil y una gilipolleces, tú tendrías que aguantarme a mí mil dos.
Pero no, sigue siendo una pérdida de tiempo, sólo por llevarte la contraria me convencí a mi misma de que tenía que hacerte llegar a la conclusión de que no podíamos acabar así, sin más, cuando yo era la primera que pensaba que podía ser totalmente factible. No quería que aceptaras que habíamos terminado, yo ya lo había hecho, desde el primer instante decidí no darle más vueltas, y por muy egoísta y cruel que parezca, me reconfortaba mucho verte tan decaído. Quizás, simplemente por eso no deberíamos volver. Por tantos detalles crueles y egoístas. Dices que estás cansado de pensar. Yo también, pero en estas situaciones es lo único que puedo hacer. No sé si será casualidad o no, pero siempre que intento buscar otro camino para salvar lo nuestro, siempre terminamos cortando.

sábado, 15 de enero de 2011

Es mi especialidad

Un mes y once días. Cuarenta y dos días. Da igual, el caso es que dentro de poco es nuestro no aniversario. Tendría que ser algo bueno, en teoría.
Me pasé casi un año convencida de que no íbamos a llegar, y cuando empiezo a creerlo se jode todo. Odio al destino. Me odio a mi misma. Te odio a ti. Odio a toda la humanidad y a parte del extranjero.
Aun así hay algo que no entiendo. ¿Por qué cuando me lo dijiste tú a mí no pasó nada?¿Tanta culpa tengo de que esto no haya funcionado?¿Por qué siempre tengo la culpa de todo?
Quizás sólo merezco estar sola. Así no le haría daño a las personas que quiero. Si la única forma de que ocurra es alejarme de ellas, prefiero hacerlo antes de que sufran. Para sufrir ya estoy yo, que tengo experiencia (y por mi culpa, of course), y también en sentirme sola, cerrarme en mi mundo.
Es de noche, como siempre. Me deprimo de noche, y escribo. Escribo porque estoy deprimida y me deprimo más aún si escribo.

Vacío

¿Y sabes?
Para mí fuiste un sueño convertido en pesadilla, el cielo convertido en infierno. Las pesadillas dan morbo, el infierno siempre ha sido una tentación, ¿por qué ahora parece lo peor del mundo?
Tanto vestido escotado para nada, lo único que conseguí fue ponerme un cojín encima para que no se me vieran las braguitas. ¿Cómo puedo hacerlo?¿Realmente no me afecta? Me siento fatal pero no lo noto, sólo quiero que los chicos se fijen en mí, que se les quede la típica cara de subnormal de película cuando me vieran pasar. Pero no pasa.
Resulta algo irónico que te quiera después de las putadas que me has hecho.
Resulta algo irónico que me quieras después de las putadas que te he hecho.
Todas las tardes media hora antes pensando que ropa te podría gustar más para que después no me dijeras nada, tantos regalos extraños e inútiles, que sabía que ni siquiera te gustaban, pero me hacía tanta ilusión intentar hacerte feliz, cosa que no conseguí, pocas noches que sabía que tenías saldo con la esperanza de que te viniera la inspiración divina y me mandaras un mensaje... nunca lo hiciste (agarrado de mierda), tantas cartas sin sentido en las que sólo te decía gilipolleces pero sin embargo me abría completamente a ti. Eres el chico que mejor me conoce, con quien más he hablado y a quien más secretos le he contado. Contigo podía ser yo misma, podía sentir que realmente cuando estábamos juntos todo era perfecto.
Ya no.
Digo que creo que te mereces algo mejor, y sigo pensándolo, pero por otra parte también creo que yo me merezco algo mejor. Alguien que cumpla sus promesas y que se dé cuenta de que por mucho que diga algo, siempre es lo contrario, y que se fije en los detalles. Nunca lo hiciste, tú mismo lo has dicho más de una vez, "siempre me regalas cosas y yo a ti ni te he comprado un regalo de cumpleaños". Y nunca lo harás. Supongo que es algo exagerado, vale, me has invitado alguna que otra vez al cine y... a chuches alguna vez que te pillé de buenas el año pasado, pero ahí se acabó todo.
Nunca pido nada. A lo largo de muuucho tiempo sólo te pedí una cosa, me lo prometiste...
Cuando se termina una relación, ¿adónde van las promesas?

lunes, 10 de enero de 2011

Pensaba mientras el sueño se apoderaba de mí

"Sólo es un novio más... pero después de todo, también es el primero. Me da tanto miedo perderle... pero a la vez quiero dejar de verlo para siempre. ¿Qué siento por él?¿Por qué me es tan difícil saberlo?¿Por qué me da la sensación de que soy la única a la que le pasan estas cosas? Quiero decírselo, cuanto antes mejor, pero sé lo mal que va a sentarle, lo sé mejor que nadie, ¿qué hago? Un mensaje de buenas noches tampoco le hace daño a nadie, y ahora no tiene excusa para no responderme. Buenas noches y... lo siento. Se parece al título de la película. Joder, como responda y se enteren mis padres me matan, después de haberme tirado una hora jugando al profesor Layton en la cama. No responde. Será lento. Dios, ¿qué demonios siento por él? Ah, por fin, que mamá no se entere, que mamá no se entere... no has hecho nada, que duermas bien. Pobrecito, no tiene ni idea de lo que estoy hablando, ¿y qué menos? Si lo supiera me asustaría bastante. Ni siquiera sabes de qué estoy hablando. Conociéndole puede que incluso deje para mañana la contestación, con tal de no gastar saldo... qué agarrado que es el chaval. Joder, a este paso mañana me echan la bronca. Pues dímelo. Con eso no contaba, ¿y ahora qué hago, se lo digo directamente, que lea el blog o que se lo digo mañana? No puedo dejarle con tanta intriga pero me da mucha cosa decírselo así sin más, aunque tampoco se ha conectado antes así que puede que no pueda meterse en internet. Sería un problema. A la mierda, se lo digo y me quito de problemas. No sé si aún te quiero. ¿Por qué dudo si sé que se lo voy a enviar? Venga, no puedo venirme abajo ahora, ya no hay vuelta atrás, no responderá y yo seguiré sin saber absolutamente nada, pero no puedo quedarme así, necesito una señal, algo...
Quéee raro, no responde, no va a responder, hazte a la idea. Seré idiota, ¿en qué estaba pensando al mandarle ese mensaje? Ni siquiera sé si es cierto. ¿Le quiero, no le quiero, le quiero, no le quiero, le quiero...?"

sábado, 8 de enero de 2011

Dilemas

A todos nos termina ocurriendo. A algunos antes, a otros después, pero siempre es la misma duda... ¿aún le quiero?
Recuerdo lo mal que me sentí cuando me dijo que a él se le había planteado la cuestión justo la noche antes de confesarle mis deseos sexuales hacia él. Concluyó que sí, que aún me quería, sólo le había hecho falta escuchar una canción.
Yo no lo tengo tan claro.
Después de la tarde que hemos pasado y muchas noches pensando en lo mismo, no tengo ni idea de lo que siento ya. Más que creer, espero que sea que sí, es un gran chico, un poco ido, pero a su manera hace que todo a su alrededor sea perfecto, aunque no sé si es lo que realmente quiero para pasar el resto de mi vida. Demasiados enfados, es lo malo. Es la causa de la duda, ¿realmente todas las parejas discuten tanto? Aunque sea en broma, no termino de sentirme cómoda algún día que me pilla un poco peor, pues nos pasamos toda la tarde discutiendo y reconciliándonos.
Aun así, sino le quiero, ¿qué es lo que siento por él?
¿Una simple y burda amistad? No lo creo, no tengo tantas ganas de estar con la gente que normalmente es mi amiga.
¿Odio? Of course.
¿Excitación? Por supuestísimo que sí, pero eso no tiene porqué incluir amor.
¿Fraternidad? Emmm... ¿no? No lo sé, no tengo hermanos, y aunque los tuviera, no creo que quisiera entablar la más mínima relación con ellos.
Entonces... ¿qué?
Es la mejor persona que conozco, sincero, atento y simplón, a veces un poco torpe y algo lento, pero le ganan las cosas buenas a las malas con diferencia. Sin embargo, de vez en cuando es demasiado fácil. A cualquier chica le gusta un chico que sea difícil de alcanzar, pero legal, y que sepa querer como ninguno, que no siga siempre las reglas pero tampoco un pirado, desintoxicado pero que no sea un niño de mamá, y que nos entienda, aunque es importante que no sea homosexual.
Un príncipe azul vestido de negro, algo amanerado y que de príncipe tenga poco.
Tiene que ser difícil ser tío.