lunes, 2 de marzo de 2015

La excepción

Me siento liberada. Es extraño, después de tantos meses agobiada por lo que pudiera pensar Julio, por el problema que podría resultar que lo que sentía fuera a más; ahora todo es calma.

No es sino curioso que todo esto sea consecuencia de una noche de borrachera, pero de no haber sido por ella, todo seguiría igual y yo sólo me sentiría culpable por soñar con Bermellón por las noches. Pero tengo la certeza de que eso no va a volver a suceder, o al menos no de la misma forma. Hace un tiempo me di cuenta de que él iba a ser siempre una excepción en mi vida porque siempre he tenido algo con quien he querido tenerlo y él nunca iba a querer. Ahora creo que seguirá siendo la excepción pero por darme cuenta de lo imbécil e hipócrita que es antes de que pasara ese algo. Y aquí estoy, escribiéndote la que será la última entrada. Al final resultó que no me equivoqué, me hice una idea demasiado preconcebida de ti, pensé que bajo esa coraza borde y seria en la que te escondías había una persona amable y cariñosa, pero esa no era sino otra capa de ti. Al final, lo único que queda es odio, rencor y poco sentido del humor. Es una pena, desde luego, pero me alegro enormemente de haberme dado cuenta ahora y poder dejar de sentirme mal porque tengas novia. ¿De verdad creíste que ibas a hacerte el interesante diciendo que me ibas a decir una cosa y después no? Tuve la tentación de preguntarte, por supuesto, pero al momento me di cuenta de lo poco que me importaba lo que tuvieras que decirme. Así que sigue así, siendo tan básico, tan cruel, lo único que pareces al final es una persona débil y con poca confianza en sí mismo.

¿Y sabes lo que más pena me da? Que a mi madre le caes rematadamente bien y yo no podré explicarle por qué eres un capullo que no merece su cariño.

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