La diferencia que hay ahora es que sé que puedo pedirle cualquier cosa, y precisamente por eso no quiero hacerlo.
La diferencia es que, aunque siga sin estar del todo convencida, sé que cuando me abraza lo hace con todo su corazón y que si no me dice algo, es porque no quiere preocuparme.
La diferencia es que no me trata como si pretendiera estar siempre conmigo, no es posesivo, sabe cuando lo quiero cerca y cuando no.
La diferencia es, simplemente, que Carlos es diferente al resto del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario