sábado, 11 de agosto de 2018
Y los sueños...
No sé por qué sueño contigo. No sé por qué sueño con vosotros. Yo planteándome dejar de ir al psicólogo porque, hostia, ya no me siento tan mal con respecto al resto del mundo. Y de repente me asaltáis donde no puedo atacaros, lo único que me queda por la mañana es el regusto amargo de saber que no era más que un sueño. Que no eran vuestros labios los que besé, que no érais vosotros los que queríais estar conmigo. Al menos al par de horas se me pasa, pero son dos horas de espectación, de necesidad de mundos alternativos, de ansia por aquella realidad estúpida en la que no estuvieras gordo y me besaras por algo más allá de verdad o atrevimiento. Un mundo en el que me besaras porque quieras hacerlo, porque no me hubieras podido olvidar, porque ella ya no formaría parte de la ecuación y entonces yo sería la que podría elegir si quererte o no. Si me merecería la pena descubrirte de nuevo y volver a recordarte o no sería más que mancillar tu recuerdo con una persona nueva que nunca me ha convencido. Solo son sueños.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)