Y esta era mi confirmación final.
El hecho de que Manu me mandara un mensaje y yo notara cómo literalmente me daba un vuelco el corazón al pensar que era Jesús me hace darme cuenta de que es probable que necesite ayuda profesional.
Igual lo que me hace falta es pegarme chocazos contra la pared hasta que me dé un ataque de Alzheimer y me olvide de ti.
O quizás necesito tener un poco de perspectiva y ser consciente de que la imagen que tengo de ti es totalmente visceral y sesgada por mi mente adolescente perdidamente enamorada de ti de aquel entonces. Pero es que ese despertarme una y otra vez dentro del sueño y tener esa ansia por quedar contigo me parece algo que trasciende las metáforas y los dobles sentidos que pueden dársele a un sueño. Realmente estaba deseando verte. Y esa forma de decirte que lo dejaría todo por estar contigo... quizás no lo hiciera en la realidad, quizás no fuera tan melodramática, pero es que no creo que hayas cambiado tanto como para plantearme el hecho de que no sea totalmente cierto. No me estoy explicando.
Ahora ya no tengo el pelo azul, hace dos años que no nos vemos y, sinceramente, te echo de menos. Igual más de lo que me gustaría admitir, pero me gusta pensar en ti, sonriente y no-rapado, y en mí charlando como dos viejos amigos que se tienen más cariño del que jamás van a poder admitir. También es verdad que nos imagino acostándonos con cierta asiduidad, pero entiendo que eso ya es más complicado y que, yo qué sé, todo a su tiempo. Por ahora me conformo con que me respondas a ese "buenos días" que te he mandado hace diez minutos y ya se verá.
Me has respondido y sólo he sonreído, quizás escribir sí sea bueno después de todo.